Si nos propusiéramos la tarea de nombrar al menos una diferencia entre el básquet de Chile con el básquet venezolano, diríamos que es el “juego físico”. Es bien sabido que dentro del territorio nacional, los jugadores acostumbran a desarrollar un sistema estratégico donde se involucra lo colectivo y lo perimetral dentro de la cancha; a diferencia del básquet caribeño donde la creatividad y el individualismo promueve las penetraciones y el posteo bajo los tableros.
Precisamente el juego en la pintura es lo que más destaca del pívot venezolano del equipo Siglo XXI, Carlos Guillén, quien ha logrado por primera vez un reconocimiento individual dentro de la Copa Eclipse, consiguiendo ser el Máximo reboteador y el Líder en Robos de la Copa de Plata, convirtiéndose en el mejor jugador defensivo de su categoría, donde ocupó el Tercer Lugar con los del “Siglo”.
Guillén de 30 años de edad y 2 m de altura, promedió por partido 18.7 rebotes, 3.3 bloqueos y 1.7 robos, mientras que en el costado ofensivo tuvo una media de 21.8 puntos, en el Clausura 2019. Números que que no son muy comunes de ver en los pivots que compiten en la Copa Eclipse.
En los barrios de Caracas
Al indagar un poco sobre el génesis del baloncesto de Guillén, encontramos que entrenó y compitió de forma organizada y federada en la categoría infantil de Venezuela. Proveniente de uno de los sectores más peligrosos y emblemáticos del básquet caraqueño: La Parroquia San Agustín, en el oeste de la ciudad de Caracas.
El barrio San Agustín es conocido por la gran cantidad de músicos, percusionistas y deportistas de talla internacional que desde el siglo pasado emergen de los callejones de esa parroquia, una de las más “candelas” de la ciudad. Carlos Guillén fue asiduo competidor mientras vivió en Venezuela de campeonatos de basquetbol callejero dentro de ese barrio pero también en otras zonas similares como lo son: Manicomio, La Cota 905, El Paraíso, Catia, entre otros suburbios citadinos donde el básquet es el común denominador.
Los lazos de amistad que pudo formar en Venezuela, los mantuvo en su llegada a Chile, en busca de un futuro mejor para él y su familia, Guillén se estableció en Santiago y a través del alero Blizman Pérez, Guillén tuvo su primer roce con el básquet trasandino en el Club Soberanía. Luego midiéndose en un torneo 3x3 en Rancagua, el jugador del equipo Lobos, Gustavo Ahumada, lo invitó a ser parte del Club para entrar a la Copa Eclipse, logrando muy buenos resultados.
Al retirarse Lobos de la Copa Eclipse, Carlos Guillén conectó con Siglo XXI para el Clausura 2019, aunque también ha vestido la camiseta del chileno venezolano llamado Talento Humano, con quienes ha participado en diversos torneos locales en la Región Metropolitana.
“...fue un cambio que asimilé muy rápido porque soy un jugador de contacto” se refiere Guillén cuando le preguntamos sobre el proceso de adaptacion a Chile. Admirador de los ex NBA Oscar Torres y Dikembe Mutombo, Guillén de personalidad humilde y muy competitivo dentro de la cancha, nos permitió conversar con él luego de recibir los premios de Agorasport por el destacado rendimiento deportivo demostrado en la Copa Eclipse.
Galería fotográfica de Carlos Guillén en la Copa Eclipse.
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